Diario EL PAIS – Montevideo – Uruguay
Sábado Show | HACIENDO ÓPERA
Turandot
El Sodre quiere mantener su buen porte artístico presentando Turandot (Puccini). Se exhibe el 18, 21,22, 27, 28 y 29 de julio en el Auditorio Adela Reta.
M.SOLOMITA Y M.VARELA | FOTOS: GENTILEZA SODRE
Sentado en la primera fila del Auditorio, Ariel Cazes observa el ensayo sin preocuparse demasiado por las correcciones detallistas del maestro Roberto Oswald. Unos años atrás, Cazes estaba sobre el escenario interpretando a Timur dirigido por Oswald. Aquella Turandot llenó ocho veces el Luna Park y ganó premios en Chile, México y Argentina. En ese entonces, mientras actuaba imaginaba cómo sería presentar un espectáculo de esa magnitud en Montevideo. Está a punto de saberlo.
Quien entra por primera vez al nuevo edificio del Sodre siente que transita por un laberinto. Es fácil perderse. Cada corredor termina en nuevas salas, camerinos, salones de ensayo. Hay varios ascensores que llevan a pisos distintos. La luz es tenue y quienes circulan lo hacen tan rápido que no dan tiempo a pedir indicaciones. Sólo se frenan para esperar el ascensor. La mayoría son jovencitos que cargan con estuches de todo tipo y tamaño donde uno imagina que habrá algún instrumento.
Ariel Cazes abre la puerta con el teléfono en la oreja y se presenta. Sin esperar una respuesta, propone dar una vuelta por las instalaciones del Sodre que están casi prontas. Todavía hay espacios donde trabajan obreros, por ejemplo, en la sala donde ensayan los músicos de la Ossodre. Allí suena un tema de Gilda y en un rincón está la última adquisición, un piano todavía envuelto en nylon que costó casi 200 mil dólares.
El guía se mueve rápido. Conoce el lugar de memoria. De un momento al otro estas cronistas terminaron de frente a la escenografía recién montada de Turandot, traída desde el Teatro Municipal de Santiago de Chile y adonde será devuelta apenas finalicen las funciones. Pero fue con un simple gesto de Cazes, mostrando cómo quedó la fosa donde tocará la orquesta completa, que percibimos que estábamos sobre el escenario.
-Primera y única vez que estaremos paradas en este lugar.
-¿Por qué?
-A esta edad no podés empezar una carrera artística.
-¿Por qué no? Yo empecé a estudiar canto a los 30 y debuté a los 31. Mi hermano es cantante de ópera y me insistía pero a mí no me gustaba. Una noche de casualidad escuchando radio empecé a escuchar un dúo y no sé por qué no hice lo que hacía siempre, cambiarlo. Dejé el dial quieto y empecé a escuchar, escuchar y me enganché. Y dije, `esto es espectacular`.
A pesar de ser el director artístico del Sodre, Ariel Cazes se niega a abandonar su carrera de cantante lírico. Es uno de los bajos más elogiados de América del Sur.
Hecho acá. La oficina es ovalada. Hay cuatro escritorios y una mesa en el medio. Un calendario anual ocupa una pared entera. Durante la charla con Cazes se hará habitual que Daniel Romano, secretario artístico del Sodre, y otros presentes no puedan evitar hablar sobre este proyecto. Más que el espectáculo del año, ellos aseguran que es el de la década. Mientras corrige el programa a punto de mandarse a imprimir, Cazes explica por qué Turandot no pudo inaugurar la temporada de ópera del Sodre tal como él hubiera querido.
"El año pasado el Auditorio no estaba terminado, fue un tema logístico, de finalización de obra. Faltaban espacios que son absolutamente imprescindibles para la preparación de espectáculos. Era muy complejo trabajar sin las comodidades que uno quiere ofrecer a los artistas que vienen de afuera, mínimamente una calefacción. Nosotros en el Eugenio Oneguin que hicimos en julio ensayamos en estas mismas salas que ustedes vieron pero estaban peladas, era hormigón puro. Hacía un frío brutal".
Este montaje se acerca más al objetivo del Sodre: en lugar de ser una co producción como lo fue Eugenio Oneguin, se trata de una producción total. "Recién ahora el Auditorio está pronto para hacer un montaje de estas características y el Sodre va a mostrar a la sociedad que está preparado. Tiene un equipo técnico y de dirección artística que es capaz de llegar a buen puerto con este tipo de producción de gran tamaño. Estamos hablando de casi 400 personas arriba del escenario entre músicos, coro, solistas y técnicos. Los únicos extranjeros que hay en esta producción son seis solistas (Janice Baird, Darío Volonté, Paula Almerares, Mariana Ortiz, José Luis Duval y Homero Pérez Miranda), el régisseur (Roberto Oswald), el vestuarista (Aníbal Lapiz) y el director de orquesta (Stefan Lano). El resto son todos uruguayos".
Cazes asegura que este teatro fue diseñado para ser un teatro de producción. El Colón, por ejemplo, realiza más de diez óperas por año. La expectativa en Uruguay sería llegar a cinco óperas anuales. "Un teatro de producción significa que tiene talleres de vestuario, de escenografía, que forma para el oficio y que construye sus materiales. Esta etapa todavía no la estamos viviendo. Ustedes piensen que desde el incendio del viejo edificio al Sodre le costó 40 años retornar, en medio siglo se perdieron muchas tradiciones. Por eso nosotros tenemos que traer vestuario y escenografía de otros teatros que producen, asociarnos o contratar a un escenógrafo para que haga un diseño de producción y pedirle a un teatro que lo construya. La idea es que tengamos nuestro propio personal técnico pero esa es otra etapa del teatro que todavía no está planteada".
-¿Cómo se financiaría?
-Tenemos que salir a buscar sponsors. El Estado no puede más. Hay que buscar mecanismos de financiación. -Hojeando el catálogo de la Metropolitan Ópera de Nueva York-. Acá tenés benefactores, mirá este programa, hay una familia que dona 30 millones de dólares, otra 15, otra 5. A esta gente no creas que le sale donar los millones sino que tienen que pagar impuestos quizá por ese monto y en vez de pagarlos al fisco los pone para la cultura. Habría que legislar en la materia. Acá hay algunas cosas hechas pero está todo muy verde todavía. Y somos un pueblo, un país chico donde no tenés grandes empresas ¿Qué empresa de este país te puede aportar 1 millón de dólares? Nadie, ni el Banco de la República ni Antel. Es mucho dinero pero hay que buscar la forma.
El lector debe saber que una producción de ópera realizada en el Río de la Plata se resuelve con el 10% del presupuesto que demanda una producción en países del primer mundo. A modo de ejemplo, en Estados Unidos el costo no baja de los 3 millones de dólares.
Camino al estreno. En la fila del ascensor hay dos hombres jóvenes y una mujer cincuentona. Descienden acelerando el paso. Pedir indicaciones sobre cómo llegar al Auditorio en plena noche de ensayos es aún más complejo que durante el día. Ahora los camerinos están iluminados y desbordados de gente que entra y sale. Se escuchan algunos cantos y pruebas de voz. La sala de maquillaje parece ser la más atractiva: llegó parte del vestuario que viene del Teatro Colón. Un chico se percata de que perdimos el rumbo y nos ayuda a llegar. Éste corre por los pasillos. A pocos metros de las butacas tropieza con Roberto Oswald. Minutos más tarde, el mismo joven aparece en escena, también están sobre las tablas quienes subían en el ascensor.
Se levanta el telón y se ve una escenografía de gran belleza. "Todo es corpóreo, son todos elementos fijos que están en su lugar y ocupan volumen". Del techo penden cabezas decapitadas y decenas de personas de todas las edades, complexiones físicas y vestimentas informales (jeans, joggings, trajes, chaqueta, championes, tacos) empiezan a dar forma a esta versión de Turandot.
La historia transcurre en la China Imperial. Turandot es una princesa bella y fría como el hielo, quiere vengar a un antepasado que había sido violada y muerta a manos de un extranjero proponiendo tres acertijos mortales a sus pretendientes. Finalmente llega el príncipe Calaf y supera las pruebas. En el camino, muere Liù, una esclava que acompañaba a su padre y estaba enamorada de Calaf. Se sacrifica para no revelar el nombre de su amado a Turandot. "El argumento no es más que una fantasía simple. La ópera no difiere mucho de la telenovela de la tarde pero la concepción visual del espectáculo donde la escenografía, la iluminación van generando distintos climas lo hacen realmente inolvidable. La ópera es la conjunción de algo visual con una música sublime. Ninguna persona de 13, 14 años en adelante ve un espectáculo de ópera y sale de la sala sin haber sentido el impacto. La ópera no es un género desconocido para la mayoría pero la tarea nuestra también es generar un nuevo público. Creo que hay que traer a la gente una vez al menos a ver ópera, después que cada uno elija".
Desde el centro de la sala Oswald se nota preocupado. Mientras transcurre la ópera, su voz amplificada con un micrófono se escucha como un susurro constante. En su triple rol de director, escenógrafo e iluminador da indicaciones a técnicos en y detrás de bambalinas. Falta poco más de una semana para el estreno y aún hay que ensayar con el vestuario y con la orquesta completa. "Movimiento, música y canto es una sola cosa. Cuando entiendan eso, sale solo", apunta al elenco el maestro Oswald.
Dirigiéndose de "maestro a maestro" con el director de orquesta y calculando los tiempos con el director del coro, Oswald pide varias repeticiones. Llega el turno de los solistas, Calaf, Timur y Liù cantan un aria. Aprovechando la pausa, varios jóvenes van llegando uno a uno a la puerta de entrada del Sodre. Afuera hace mucho frío. La calle está desierta y sólo pasan pequeños grupos de asiáticos que seguramente están de paso por el puerto de Montevideo. Mientras se pasan el encendedor para prender los cigarros, alguno comenta la exigencia de Oswald y casi al mismo tiempo, empiezan a entonar con sus voces líricas los textos de Turandot.
Ariel Cazes tiene 46 años. Como cantante lírico participó en varias óperas de Puccini.
Según planifica Cazes, como el 2013 será "año Wagner" seguramente el Sodre produzca una de sus óperas con la dirección de Marcelo Lombardero, con una puesta en escena que se aleje de la concepción clásica de la ópera.
La dirección artística del Sodre quiere aprovechar el entusiasmo que sigue generando el ballet y contagiarlo a la ópera.
Habitués del Teatro Colón 