La Nación | Sábado 06 de octubre de 2012 | Publicado en edición impresa
Clásica
La gran temporada 2012 del Teatro Colón
Por Pablo Kohan | Para LA NACION
Hace un año, y luego de un 2010 que había sido conflictivo por donde se lo mirara, afirmábamos que la temporada 2011 del Colón se venía desarrollando con normalidad aunque dentro de una rutina que no se veía alterada por ninguna calamidad, pero tampoco por ningún rayo milagroso. Si aquel balance de medio término, creemos, se ajustaba a lo que venía sucediendo, menester es señalar que otros vientos corren este año. Sin ánimo de entrar en comparaciones inconducentes (e indemostrables), podríamos aseverar que la presente temporada del Colón es de las mejores que se puedan recordar.
Sus tres columnas principales, la ópera y las dos series de conciertos, la de la Filarmónica de Buenos Aires y la del Bicentenario, no sólo alcanzan brillos olvidados sino que ofrecen algunas actuaciones puntuales definitivamente excepcionales. Aún cuando el recuento decembrino será mucho más completo, ya que podrá ser elaborado con todas las piezas dispuestas sobre el tablero, a nadie escapa que ya hubo algunos títulos operísticos con realizaciones sorprendentes y conciertos antológicos. Podrá discutirse si un teatro público debería apuntar o no a sustentar una política que se basa en la importación de grandes exponentes del panorama musical internacional -por lo demás, a precios exorbitantes que despueblan consuetudinariamente la platea- pero es indudable que los grandes acontecimientos están teniendo lugar uno tras otro y, ciertamente, con una llamativa abundancia de eso que, hace doce meses, denominábamos, tal vez por su ausencia, rayos milagrosos.
La gran temporada 2012 del Teatro Colón – 06.10.2012 – lanacion.com