Un bailarín entrerriano en la lejana Rusia – Eldiario.com.ar

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Diálogo con Ciro Mansilla
Un bailarín entrerriano en la lejana Rusia
En 2009, Ciro Mansilla estudiaba en Paraná. La vida lo puso frente a una oportunidad y desafío a la vez. Hoy, formado en el Instituto de Arte del Teatro Colón, integra el plantel de ese coliseo. Y en 2012 –como integrante del Ballet Metropolitano de Buenos Aires- realizó una gira por Rusia.
Lunes 21 de Enero de 2013
Una experiencia formidable. Te cambia mucho la forma de pensar”, dice Ciro Mansilla. Y sonríe con frescura e ingenuidad. Y un dejo de asombro por lo que vive y que se sucede a una velocidad de vértigo. Es que desde 2009 este paranaense, que hizo sus primeros pasos en la danza en la Escuela Constancio Carminio, llegó al Teatro Colón, bailó en Uruguay, integró el Ballet Metropolitano de Buenos Aires y realizó una gira por Rusia. No es poco para sus 17 años. Por estos días está en Brasil, pero se apresta a volar a Chile y luego retomar su trabajo en Buenos Aires, en el Instituto del Colón.

Ciro Mansilla junto a un afiche que promociona la actuación del Ballet Metropolitano

Ciro Mansilla junto a un afiche que promociona la actuación del Ballet Metropolitano

Ciro reconoce que 2012 “fue un año de logros, bailar en Moscú, y participar en una gira por Rusia es algo fuerte. La verdad me fue muy bien. He estado en el Ballet Metropolitano de Buenos Aires con el que hicimos una temporada de 12 funciones de Cascanueces y Las princesas encantadas en el Centro Cultural Konex”. Pero estas conquistas, como la posibilidad de regresar este año -junto al ballet dirigido por Leonardo Reale- a Rusia y llegar también a China, no hacen mella en su humildad y sencillez.
Para este flaco que tiene como preferidos -confía casi en secreto, como con vergüenza de admitirlo-, el punk rock y el heavy metal más duro, la vida es diariamente un racimo de oportunidades. Así lo piensa y lo encarna. Para ello trabaja duro en jornadas que comienzan cada día a las 6 de la mañana y terminan por lo general después de las 23. “Es el camino”, acepta. Y agradece haber nacido sin tantas condiciones naturales “porque eso me obliga a exigirme para poder estar a la altura de las circunstancias”. Y el esfuerzo, paga.
“Durante el transcurso de este año estuvimos ensayando para lo que fue la gira por Rusia, que hicimos entre fines de octubre y comienzos de noviembre por las ciudades de Tyumen, Samara, Saratov, Sochi y Moscú”, cuenta el joven artista que además tuvo, en 2012, su debut como primer bailarín en el instituto del Teatro Colón, encarnando a Solor, de La Bayadera.

DE RUSIA, CON AMOR. “Siempre es interesante tratar con público de diferentes lugares que ven de distintas maneras lo que es el ballet, la música, el hecho artístico en general”, reflexiona este bailarín entrerriano. Y sostiene que el público ruso “es muy, muy respetuoso en relación a la cultura y las actividades artísticas”, que es algo que “tienen muy en cuenta”.
“En cierto punto eso nos asustó un poco, ya que la mayoría de las personas conoce algo del ballet”, agrega.
Eso, acepta, antes de la gira intimidaba un poco. “Pero la verdad resultó ser un público muy respetuoso y cálido. Todas las funciones terminamos con aplausos de pie, así que algo bien hicimos, con tres bises en todas las funciones.
“La verdad fue muy positivo para todos y salió muy bien. Gracias al éxito de esta gira nos han propuesto volver el año próximo a Rusia, ya por un tiempo más prolongado y seguir la gira también por parte de China”, adelanta. Y recuerda la actuación en Moscú, en el auditorio del Kremlim, frente a 3.000 personas.
“Más allá de la técnica, lo que nos pareció importante como saldo es que llevamos algo diferente”, evalúa Ciro. “Es que el público está muy acostumbrado a ver ballet de repertorio clásico y por ello es muy difícil que gente de latinoamérica llegué hasta allá y lleve cosas menos estructuradas. Y que guste a la gente. Eso fue un logro muy grande para nosotros”, subraya.

EL ORIGEN.
-Hasta hace tres años estabas en Paraná, ¿cómo te ves en este lugar ahora?
-La verdad, siempre extraño Paraná. Me fui por una cuestión de trabajo. Quiero crecer y llegar a ser un gran bailarín. Pero Paraná es mi casa. Siempre pienso en este lugar con mucho cariño. Por lo demás, el ballet es trabajo. Cuando no hay función, trabajo de 6 de la mañana a 21, todos los días, religiosamente. Durante el año pasado estuve por la mañana en el Teatro Colón. Desde temprano a la tarde, de 13 a 17, en el Ballet Metropolitano de Buenos Aires. Luego volver al Colón con los ensayos del Instituto hasta las 21. Todo el día con los ensayos, entrenando para que salgan bien las cosas. Son muchas horas, y así no me queda mucho tiempo para extrañar. El secreto es trabajo, trabajo y más trabajo. Eso es lo que siempre remarcamos con las personas que viajamos a Rusia. Todos grandes bailarines con mucha experiencia. Por eso es que agradezco siempre haber nacido sin tantas condiciones naturales. Porque eso me obliga a trabajar siempre más. No hay otro camino más que el trabajo para poder llegar dónde uno se propone. No hay recetas mágicas.
-¿Cómo te ves en camino a alcanzar el objetivo de ser un gran bailarín en este momento de tu vida?
-En lo personal, más allá de lo que me han dicho, creo que estoy en buen camino. Me considero una persona muy trabajadora. Trato de no dejarme estar, ni siquiera cuando, como me pasa en estos días, estoy en plan de descanso. Esté donde esté, sé que voy a dar lo mejor de mí. Y siempre hay algo por aprender. También tengo presente a mi maestra formadora, Susana Gómez, y lo que me dijo aquí, en Paraná. Uno tiene que ser como una esponja; tiene que ver lo que está bien y lo que está mal, para aprender aquellos errores que no debería cometer; aprender de la experiencia propia y ajena, porque los caminos cortos son cortos, a veces no conducen a nada.
Proyectos
Fue una temporada movida”, admite antes de recordar que en 2011 estuvo en el Colón todo el año, integró ballet estable y participó también en las funciones del Instituto en puestas como El corsario, La bella durmiente, y Manon.
Luego de pasar unos días con su familia, en Paraná, Ciro partió para Brasil y luego viajará a Chile y tal vez Uruguay. Mientras tanto, las expectativas son poder cumplir otro sueño: perfeccionarse en la escuela cubana de danza.
“En 2013 tengo una beca para ir al Ballet Nacional de Cuba. El período dura un año, ya tenemos todo organizado. Sólo resta, para llegar allá un detalle –dice, y sonríe-. Estamos viendo cómo conseguimos el pasaje”.
La intención es poder presentarse en el festival de ballet de La Habana, en Cuba, que se hace cada dos años. Y luego responder a una convocatoria de Julio Bocca para integrar el ballet del Sodre, que este año debió posponer ya que la audición para incorporar bailarines se hizo cuando Ciro estaba de gira por Rusia.

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