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Cuando los negocios priman sobre el arte en los teatros líricos
Desconsolado un coreuta del Teatro Municipal de Río de Janeiro se quejaba en las redes sociales de la casi ausente temporada lírica porque la sala -históricamente especializada en ópera y ballet- es cada vez más un teatro en alquiler para otro tipo de manifestaciones. En realidad lo que está pasando allí pasa por aquí, el avance de la industria del espectáculo no se limita tampoco sobre los teatros históricos, que por otra parte, si no renuevan su público mediante promociones hacia los más jóvenes o sectores más limitados económicamente como pueden ser los jubilados, podrían llegar a justificar con el tiempo la merma de interés en la ópera y el ballet.
Se trata de un movimiento contrario y de signo negativo al positivo que también asistimos, la recuperación de teatros en las provincias, de la función de meras salas de cine o en exclusiva de música popular.
Todo un tema, si los teatros creados para la audición sin amplificación, por de pronto, no se ven expuestos a daños en su acústica, al mismo tiempo que se ven mermadas sus funciones dedicadas a la ópera, el ballet y los conciertos sinfónicos y de cámara. Para los cual se han preparado tantos en forma profesional, muchos de los cuales se ven obligados a emigrar para obtener mejores condiciones de trabajo.
Se hace necesaria una protección en ese sentido de aquellos teatros como el Colón, donde lo que empezó siendo -con razón la excepción- por consagración de un cantante o músico «popular», se extienda al de la realización cada vez más habitual de shows que no justifican su realización allí porque están distrayendo energías que deberían estar dirigidos a las manifestaciones que son, por otra parte, las que se estudian en el Instituto Superior de Arte del Teatro Colón.
No confundir con elitismo, del cual se puede estar exento cuando se democratice el acceso al teatro mediante concursos u otro tipo de vías que lo garanticen a los mejores artistas y técnicos para estar allí, tanto como que el público no se vea limitado a acceder por motivos económicos.
Publicado por Enrique Joaquín Sirvén
Cuando los negocios priman sobre el arte en los teatros líricos