Ambito.com | Espectáculos Lunes 2 de Febrero de 2015
“El contrato de Katharina Wagner será revisado”
Periodista: ¿Fue así? ¿Usted no tenía ni un indicio de que el gobierno de la Ciudad lo quería para el Colón?
Darío Lopérfido: Ninguno. Me tomó completamente por sorpresa. Me reuní con Hernán Lombardi, Horacio Rodríguez Larreta y Andrés Ibarra después de que mi hicieran el ofrecimiento. Sólo les pregunté si, en caso de que yo no aceptara, llamarían a algún otro, y me dijeron que sí. Que la renuncia de Pedro Pablo era indeclinable. Recién entonces acepté.
P.: A usted lo veíamos compartir el palco de García Caffi frecuentemente.
D.L.: Así es, somos y seguimos siendo muy buenos amigos. La última vez que compartimos ese palco fue unos días antes de mi casamiento con Esmeralda Mitre, en el «Cascanueces». No me hizo ningún comentario de que no pensaba seguir en el Colón.
P.: Usted ha dicho que no tocará la temporada 2015. Es decir, ¿se limitará a cumplir con los títulos de ballet, ópera y conciertos ya establecidos por García Caffi y sólo trabajará en la temporada 2016?
D.L.: No tan estrictamente. Si bien hay que respetar, en líneas generales, una temporada ya planeada, y transmitirle tranquilidad a los abonados que han pagado por sus lugares, algunas modificaciones pueden hacerse, revisar el nombre de algún régisseur, agregar quizás algún título.
P.. ¿Qué régisseur?
D.L.: Katharina Wagner, por ejemplo. Su nombre ha despertado muchas resistencias y posiblemente revisemos su contrato.
P.: Usted se refiere a la bisnieta de Wagner, que dejó plantado al Colón cuando estaba por dirigir la Tetralogía compacta, y que este año iba a regresar para «Parsifal».
D.L.. Sí.
P.: ¿Y qué agregaría? La temporada seguramente necesita algún refuerzo, por lo menos en cantidad de títulos es más magra que otros años.
D.L.: Tengo la intención, aunque no sé si se podrá técnicamente agregar a algún abono como parte de la temporada lírica, de sumar el «Macbeth» de Giuseppe Verdi en la versión de Brett Bailey, una puesta extraordinaria de un régisseur sudafricano de excepción. En la visión de Bailey, Macbeth y Lady Macbeth son dos dictadores africanos que tienen sometidos a un grupo de refugiados congoleños. Yo ya había hablado de este espectáculo con Pedro Pablo, porque mi idea era llevarlo al FIBA. Ahora, el cargo de director del Colón me permitirá una sinergia mayor con el FIBA, de modo que haremos ese «Macbeth» en el Colón. Pero reitero, aún es muy precoz para decir si formará parte o no de la temporada lírica oficial. Más allá de la precocidad, sin embargo, quisiera agregar que el aspecto que más reforzaremos es el de las orquestas, en todos niveles. Quiero conversar mucho con nuestros músicos, arreglar en lo posible las cosas que haya que puedan arreglarse. Soy un admirador desde siempre de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires.
P.: De acuerdo, pero en términos globales, su sello personal recién empezará a verse con claridad a partir de 2016.
D.L.: Así es. Mi primera temporada será la de ese año. Mi filosofía está basada en la diversidad, lo interdisciplinario. Me apasionan los directores de escena que provienen de otras disciplinas, como el teatro y el cine, y que plantean la ópera a partir de conceptos diferentes. Siempre he dicho que mi modelo inspirador en gestión para un teatro de ópera es el de Gerard Mortier [ex director de la ópera de La Monnaie, Festival de Salzburgo, Real de Madrid, etc., que se caracterizó por lo innovador de las puestas que encargaba, fallecido de cáncer el año pasado].
P.: Sí. No sé si habrá visto unas primeras reacciones, en el medio local, contra su preferencia por Mortier.
D.L.: Estoy acostumbrado a eso. Y también a ser malinterpretado. Cuando yo hablo de Mortier hablo de un concepto, no de copiar literalmente las puestas que él producía. Que se queden tranquilos, no voy a hacer una ópera de repertorio trasladada al Oeste con vaqueras lesbianas. No busco ese efecto ni mucho menos la gratuitad del escándalo. A mí me interesa el concepto de Mortier de interacción entre las artes, especialmente de la ópera con el teatro: modificar la mirada del espectador a partir de un lenguaje que reforme lo habitual. Tomemos como referencia la Teatralogía de Patrice Chereau que cambió para siempre la forma de hacer Wagner, y en Bayreuth nada menos. Tomemos el «Mahagonny» de Jaime Kogan, un espectáculo que influyó tanto en mí. Sergio Renán, que provenía del teatro, también hizo cosas notables en ópera. Yo llevé «La flauta mágica» de Mozart al teatro Avenida con la puesta de Peter Brook. Quiero escanear ahora en la nueva generación de directores de teatro, así como Kogan y Renán hicieron tan logrados aportes en su momento. Hay que habituar a algunos de ellos a enfrentarse al desafío de dejar de trabajar, como se hace en el off, en espacios tan reducidos y para 70 butacas, a un espacio como el del Colón, tan inmenso, y con cien personas en escena. Me refiero a eso cuando hablo del modelo Mortier. Mi ideal es que una temporada esté completamente balanceada entre la novedad y la tradición. Sería muy necio si yo aplicarara literalmente lo que se hace en París, o lo que se hace en La Monnaie. Buenos Aires, tan rica culturalmente, tiene otra identidad.
P.: Se ha dicho este fin de semana, también, que su designación tenía que ver con la interna política en marcha en el Pro. Ahora bien, ¿es cierto que usted le dijo al diario Perfil que su llegada al Colón no era «el desembarco en Lombardía?»
D.L.: ¡No! ¡No! No podía parar de reírme cuando leí eso. Yo dije claramente la frase habitual, el «desembarco en Normandía». Hasta un amigo me mandó un mail diciéndome que no estaba nada mal como título para una ópera, «Desembarco en Lombardía».
P.: Lacan siempre se cuela.
Entrevista de Marcelo Zapata
“El contrato de Katharina Wagner será revisado” – Ambito.com
ojalá la memoria o evocacion de Mortier ayude a recuperar niveles e interpretes que nos honran por el mundo ….
Sólo se habla de Ópera y orquesta. ¿Y el Ballet??