Clarín | Escenarios | 19/08/15
La fortuna de escuchar las mejores voces
Entrevista. Miguel Martínez, director del Coro Estable del Colón, habla del concierto que dará en el Templo Amijai y revela intimidades de la formación.
Por SaNdra De La Fuente
Las voces del Coro Estable son privilegiadas. Sólo escucharlas por el goce que significa ese sonido ya vale la pena”, dice Miguel Martínez, director del Coro Estable del Teatro Colón, que se presentará en el Templo Amijai el 20 de agosto, con el auspicio de Clarín. “Muchas veces me digo que tengo la suerte de escuchar de cerca a ese coro tan precioso. Y con este concierto tengo la oportunidad de compartir con el público ese privilegio, en un lugar acústicamente preparado para que esas voces se luzcan”.
–El Coro Estable se presentó hace meses en la Plaza Vaticano y también hizo la Novena de Beethoven en el Parque Centenario. ¿Esos lugares son aptos para escuchar música coral?
–Es un sonido diferente del que obtendrá en una buena sala, pero aun así un concierto al aire libre con amplificación vale la pena. Cuando actuamos en la Plaza Vaticano se me ocurrió que era interesante contar, ante cada una de las obras, qué rol asumía el coro en la escena: si es un pueblo, si son guerreros, si son cortesanos, mendigos, brujas. Creo que de ese modo el público entiende mejor la retórica de la música: por qué aparecen frases de los bajos ligadas, por qué las señoras cantan staccato en registro agudo. En fin, hice ese sacrificio –yo no soy para nada adepto a hablar–, porque me pareció que el concierto ganaría muchísimo de ese modo.
–Además, no había sobretitulado como para que la gente entendiera al menos las palabras de lo que se cantaba. ¿Había mucho movimiento mientras el coro cantaba o el público se mantenía más o menos en su lugar y atento a lo que sucedía?
–Hubo muchísimo público, al punto que avanzaba sobre la calle Viamonte y se cerró la calle para que pudiera entrar. Se montó un escenario justo frente a la pantalla LED que hay en esa plaza. El público se ubicó mirando a la 9 de Julio. Nosotros teníamos un poco de ruido de la avenida, pero nada que perturbara realmente la audición. Se cerraba bastante acústicamente y con la amplificación, los ruidos de la calle casi no perturbaron la audición. Definitivamente, la gente estaba concentrada en lo que cantábamos, no circulaba ni hablaba.
–¿Al coro le gusta que se hagan esos eventos por fuera de la programación?
–Le encanta actuar en ese tipo de eventos. Lo hace con total predisposición y alegría.
–¿En Amijai habrá acompañamiento orquestal?
–No, sólo la reducción al piano. Toca nuestro asistente, Ulises Maino, que concursó el cargo hace poco. Es muy joven (23 años) pero es brillante, sabe hacer que la reducción para piano sea funcional.
–¿Cómo es eso?
–Muchas veces es necesario modificar el desarrollo de la reducción, en función de que el coreuta escuche eso que necesita oír para habituarse a la orquesta. A veces incluso la escritura de la orquesta, si es transcripta literalmente, se hace intocable en el piano, muy engorrosa y da relevancia a partes que luego, cuando suena la orquesta, no se oyen realmente. Entonces el trabajo del pianista asistente es vital, debe saber qué líneas reivindicar. Es un arte que Ulises, con sólo 23 años, ya domina.
–¿Cuál es la exigencia respecto de la lectura a primera vista que necesita un integrante del Coro Estable?
–Tiene que saber leer. Son pruebas muy exigentes, incluso cuando se busca un refuerzo porque lo que se necesita es alguien con seguridad, que aporte, no que haga número con su presencia. Pero, por supuesto, las pruebas más exigentes son por el cargo estable, donde se pide una preparación vocal, una voz natural ideal para el coro. Hay muchas voces solistas que no sirven porque lo que se necesita es una voz que empaste con el resto. Una voz con mucho vibrato o con timbre muy metálico no nos sirve. Ahora, el coro tiene mucha gente y cada uno tiene su fuerte: algunos son más seguros leyendo música, otros memorizan muy rápidamente, otros tienen un color particular que aporta o son muy buenos en el manejo del idioma, del fraseo o del ritmo.
–¿Quién elige las voces?
–En los concursos por estabilidad está el director del coro, un representante de la dirección general, un director internacional y también representantes del coro, de la cuerda que se necesita.
–¿Cada cuánto se llama a concurso?
–Es muy variable. Lo que hay seguido son concursos de refuerzos. Por ejemplo, ahora tenemos que hacer Don Carlo y necesitamos concurso para tener más bajos y barítonos. Pero la decisión de llamar a concurso por la estabilidad del cargo, depende mucho de cuestiones administrativas y épocas largas en las que no se concursaran los puestos.
–Hasta que cerró el teatro, el coro se veía de edad muy avanzada, con muy poca capacidad de movimiento y voces que ya no tenían color.
–Sí, claro, pero eso tenía que ver con problemas que van por fuera de lo artístico. Por ejemplo, cuestiones relacionadas con el régimen de jubilación. Hasta hubo juicios. Fue un momento muy especial en el teatro, muy difícil. Después vino una gran renovación. Hoy, la edad promedio es de aproximadamente 35 años, lo que está muy bien.
–¿Bajó la edad de los chicos que aspiran a estar dentro de la ópera, del mundo de la lírica?
–Creo que siempre hubo gente joven con aspiraciones a entrar en este mundo, pero por diferentes circunstancias trabajábamos con una edad promedio mayor que la actual.
–¿Las características vocales de los cantantes de coro son compatibles con el desarrollo de una carrera solista?
–Sí, muchos chicos –ahora me viene a la cabeza el caso de Fabián Veloz, que era parte de La Plata– empiezan en el coro pero luego hacen punta como solistas. Lo que pasa es que la carrera del solista tiene más incertidumbres porque el trabajo se termina con la producción. La gente del coro tiene un sueldo asegurado. Muchos hacen los dos trabajos, pero claro, aparecen las limitaciones con los horarios. El que hace una carrera solista a la larga necesita renunciar al coro, que ensaya todos los días, con dos presentaciones diarias. Es una carga horaria exigente.
–Fuiste director del coro del Argentino, de La Plata y renunciaste justo en el momento en que comenzó la gran crisis que todavía atraviesa ese teatro.
–Sí, pero fue pura coincidencia. Renuncié para ocupar el cargo en el Colón, al que regresé después de muchos años, pensá que me había ido a mediados de los 90 y que había pasado por el Massimo de Palermo antes de recalar en el Argentino, en 2009. Me fui del Argentino porque entré al Colón, pero sé que mucha gente renunció al Argentino por la crisis profunda. Hay que decir que en los tiempos de Lombardero, las producciones eran brillantes, no tenían nada que envidiarles a las que yo había participado en Sicilia. La única diferencia es que los cantantes solistas internacionales allí están más disponibles. Sin embargo, en este punto también tengo que decir que Lombardero lograba acuerdos con teatros europeos y conseguía muy buenas producciones.
FICHA
Concierto del Coro Estable del Colón
Fragmentos de óperas de Verdi, Bizet y Gershwin
Función: jueves 20 de agosto a las 20:30 en el Templo Amijai, Arribeños 2355, tel. 4784-1243
Entrada: de $150 a $500. 2 x 1 con Tarjeta Clarín 365.
Color vocal. Martínez, al frente del coro. Con el único acompañamiento de un piano, interpretarán fragmentos de óperas de varios autores.