UNOENTRERIOS.COM.AR | Espectáculos | Domingo, 25 de agosto de 2013
Virtuoso con manos de oro
Aclamado por el público y reconocido como uno de los mejores del mundo, el flautista Claudio Barile es un orgullo para el país. Tocó en la UCA de Paraná deleitando con sus interpretaciones.
Lucila Tosolino/De la Redacción de UNO ltosolino@unoentrerios.com.ar
El auditorio de la Universidad Católica Argentina (UCA) de Paraná se encontraba casi repleto. Algunos espectadores sentados y otros parados esperaban ansiosos la llegada del flautista Claudio Barile y su acompañante, la pianista Paula Peluso. Un apuro de toses pareció anticipar la salida a escena de los músicos. Una señora mayor, público habitual de conciertos de música clásica, con aspecto de profesora de piano, emitió un intenso chistido para reclamar silencio. Al final, salieron a escena y saludaron con una reverencia a todos los presentes. Un instante de silencio.
Barile agradeció la presencia, explicó lo que iban a tocar y abrió el concierto con una sonata de Johann Sebastian Bach. Sus manos bailaron sobre la flauta traversa de oro. Su interpretación simuló parecer fácil, pero no lo fue. Tocó de memoria y la emoción que trasmitió dejó a la gente sin habla ni carraspeos durante los casi seis minutos que duró la obra.
Cada una de las piezas se festejó con aplauso cerrado. Tocó sin partituras, solo miró al público cómplice de su virtuosismo. Sus fraseos fueron impecables, su sonido fue perfecto, y se pudieron percibir los matices más sutiles. La mejor música, vestida de serenidad y profundidad, salió de esa flauta mágica.
Terminó el programa con la Historia del Tango de Astor Piazzolla. El público se puso de pie, y no paró de aplaudir. Abundaron los “bravo” y “bis”.
Por eso Barile decidió obsequiar a los presentes una pieza de Niccolò Paganini. Una de las más feroces obras en cuanto a los niveles de dificultad que se les presentan a los flautistas. La ejecución fue impactante por el virtuosismo y la solvencia. Dejó a los espectadores boquiabiertos, y ellos comprobaron una vez más, que Barile tiene manos de oro.
Cada vez que Barile se presenta en los escenarios del mundo, los críticos se deshacen en elogios. La prensa estadounidense y europea lo describe como uno de los mejores exponentes del medio musical argentino. Califican su talento de excepcional y lo definen como un flautista prodigioso. Ganador en cuatro ocasiones del Premio Konex y del Premio Carlos Gardel. También se suman cinco producciones discográficas.
Ha tocado en los lugares más reconocidos del mundo. En el Teatro Colón, más de una decena de veces, y se ha lucido en escenarios de Sud América, Europa y los Estados Unidos. Además ha sido aclamado por músicos de la talla de Astor Piazzolla, Jean-Pierre Rampal y sir James Galway.
El Maestro Barile –como se le dice en la jerga de los músicos- habló con UNO luego de su maravilloso concierto y dio testimonio de lo prodigioso que es con el instrumento que empezó a tocar desde pequeño.
—¿Cómo empezaste tu carrera?
—Es una historia larga –respondió con un acento porteño de origen–. Cuando empecé formalmente a tocar la flauta tenía 11 años. En ese momento todavía no tenía definido lo que buscaba (sonrió), pero ocurre que la música me gustaba mucho. En un principio mi padre me preguntó si quería estudiar bandoneón. Pero la insistencia de una tía materna para que me enseñe mi tío Domingo Rulio –quien fue un gran flautista argentino y estuvo de primera flauta en la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires por más de 30 años- hizo que estudiara el instrumento que hoy me despierta tanta pasión.
–¿Cómo se desarrolló tu carrera a partir de tu primer contacto con la flauta?
–Cuando empecé con mi tío Rulio, tenía 11 años. La primera clase él me dio una flauta de madera que andaba a pedal (recordó con sarcasmo). Estaba feliz, había descubierto un mundo nuevo. A partir de ahí no paré, estudiaba mucho. Al año siguiente me inscribí en el Conservatorio Manuel de Falla de Buenos Aires. Y a los 13 debuté en la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires; a los 15 empecé a viajar por Sud América, Estados Unidos y Europa. Todo empezó a salir bien. Toqué para grandes de la música como Jean-Pierre Rampal y Astor Piazzolla y además me otorgaron una beca para estudiar en Berlín.
—¿Quiénes fueron tus maestros?
—Tuve muchos. Los más destacados fueron Domingo Rulio de Argentina, Kar-Heinz Zoller de Suiza y Nadine Asin y Sir James Galway de los Estados Unidos.
—¿Cómo desarrollas tu actividad musical en la actualidad?
—Desde 1984 que soy flauta solista de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires. Además soy miembro fundador del Quadro Barroco (ejecutó flauta barroca), del Quinteto Filarmónico de Buenos Aires y del Ensamble Instrumental de Buenos Aires, con los que combino quinteto, obras con cuerdas y con piano. También me encuentro constantemente realizando giras para dar clases magistrales y conciertos en distintas partes del mundo.
—¿Cuántas horas estudiás por día y cómo estudiás?
–Estudio mucho por día. (Rotundo). Alrededor de seis a ocho horas y si hay ensayos estoy más aún con el instrumento. También estudio mucho sin la flauta, o sea con las partituras internalizándolas, analizándolas y memorizándolas. Y mis notas largas (larguísimas) son el ABC de mi rutina. Al igual que los ejercicios de grandes músicos como Marcel Moyse, Paul Taffanel y Philippe Gaubert, que la mayoría de los flautistas tocamos a diario.
—¿Cuáles son tus compositores preferidos?
—Mis preferidos son: Johann Sebastian Bach y Wolfgang Amadeus Mozart.
—¿Qué sentís cuando tocás la flauta y hacés música?
—Placer. Soy un agradecido por haber encontrado pasión y vocación por la música. En mi casa nadie es músico. Mi papá era un tornero y mi mamá ama de casa. El único fue mi tío materno Rulio, quien fue mi primer maestro, y a partir de ahí despertó en mí la pasión por la flauta.
Barile agradeció la hospitalidad de la ciudad. “De Paraná siempre me llevo buenos recuerdos”. Además descató el acompañamiento de la pianista Paula Peluso, quien tocó excelente. Respecto a su próxima actuación indicó que el 12 de septiembre en el Teatro Colón va a interpretar el concierto de Carl Nielsen.
Virtuoso. Claudio Barile, con su flauta de oro deleitó al público.
Fuente: Foto UNO/Mateo Oviedo
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Habitués del Teatro Colón 